La Gracia Manifiesta de Dios

La vida cristiana es una vida de fe.  Comienza por fe y persevera por fe. Comienza al tener fe en Jesús (al creer en el evangelio) y continua al vivir por fe porque el “justo por la fe vivirá.” (Rom. 1:17)  Pablo dice que “por fe andamos y no por vista.” (2 Cor. 5:7) Sin embargo, esa fe invisible (que no se ve) tiene manifestaciones visibles. Por ejemplo, cuando una persona tiene fe en Jesús, uno no puede ver lo que está sucediendo en su corazón, pero el tiempo manifestará que ha habido un cambio y que la gracia de Dios ha hecho algo en lo interior que se manifiesta en lo exterior.
 
Lucas nos informa en Hechos 11 que la gracia de Dios se había manifestado en Antioquía.  El evangelio llegó a los gentiles y muchos creyeron. La iglesia en Jerusalén envió a Bernabé hasta Antioquía y nos dice que al llegar, vio la gracia de Dios. (Hch. 11:23)  Bernabé pudo ver algo en los creyentes de Antioquía que manifestaba la gracia de Dios. ¿Qué vio Bernabé en ellos para que Lucas nos informe de está realidad? Vio que Dios estaba salvando a gentiles.  Vio que la iglesia estaba creciendo. Vio que judíos y gentiles adoraban juntos. Esto era, sin duda, la gracia de Dios en acción.

 

Pero vemos también la obra que Dios hizo en el corazón de ellos cuando el Espíritu les advirtió, por medio del profeta Agabo, que vendría una gran hambre.  Lucas no nos registra que Dios les mandó que hicieran algo. Sin embargo, ellos tomaron la iniciativa de mandar ayuda, conforme a lo que tenían, a los hermanos en Judea. (11:29)  Esto era la gracia de Dios manifestándose por medio de la generosidad. El tiempo y la oportunidad demostraron que Dios había hecho, y estaba haciendo, una obra en los cristianos de Antioquía.

 

¿Se manifiesta la gracia de Dios en nosotros?  ¿Pueden ver los que nos rodean que Dios ha hecho y está haciendo algo en nosotros?  ¿Estamos creciendo? ¿Ha cambiado nuestra actitud? ¿Ha cambiado nuestro vocabulario? ¿Somos generosos con los recursos que Dios nos ha dado?  ¿Buscamos lo mejor para los demás o solo lo nuestro? ¿Servimos en nuestra iglesia? ¿Nos negamos a nosotros mismos? Si Bernabe llegara a pasar tiempo con nosotros, ¿pudiera ver la gracia de Dios en nuestras vidas? ¿En nuestra familia? ¿En nuestra iglesia?  La gracia de Dios en nuestras vidas no es privada sino que somos cartas “leídas por todos los hombres.” (2 Cor. 3:2)1
Que Dios permita que su gracia sobreabunde en su pueblo para alabanza de su gloria.

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Que NO es el Evangelio?

Es importante entender lo que la Biblia afirma acerca del evangelio. Pero, creo que también es importante señalar algunas cosas que se han confundido como parte del evangelio.
 
El evangelio de Jesus no es:
 
  • Nuestro testimonio personal – Si somos de Cristo, el ha hecho una obra sobrenatural en nuestras vidas. El nos ha traslado de muerte a vida, del reino de tinieblas al reino de su amado Hijo. Y debemos contar lo que Dios ha hecho en nosotros. Pero, no confundamos nuestro testimonio con el evangelio. Lo que Dios ha hecho en mi vida no puede salvar a otra persona. Lo que Dios ha hecho en usted no puede salvar a otra persona. El medio por el cual Dios ha determinado salvar a los perdidos es la proclamación del evangelio. Recordamos que es el evangelio que “es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree.” (Rom. 1:16) No dejemos de contar nuestro testimonio pero siempre con el fin de llegar de nuestro testimonio a la proclamación del evangelio.
  • Una invitación a ir a la iglesia – Hay algunos que piensan que están ‘evangelizando’ cuando invitan a alguna persona a la iglesia. Aunque la invitación es buena (al igual que compartir nuestro testimonio), no confundamos esta invitación con compartir el evangelio. El asistir a la iglesia no salva a nadie. El escuchar el evangelio y creerlo es lo que salva. El riesgo de simplemente hacer la invitación a la iglesia es que rechacen la invitacion y no escuchen el evangelio (ni en la iglesia, ni en conversación). Que nuestra prioridad sea llevar el pecador a Cristo y no solamente a la iglesia.
 
  • Mejoramiento personal – El mensaje del evangelio no llama al pecador a cambiar su vida por su propio esfuerzo. A menudo escucho a cristianos decir a personas que no son cristianas que deben dejar el alcohol, deben ir a la iglesia, deben dejar los bailes, deben ser mejores, deben dejar la fornicación, etc. Convierten el mensaje del evangelio a simplemente una lista de cosas que deben dejar. Piden que los que no son cristianos vivan una vida piadosa por sus esfuerzos, sin tener el Espíritu Santo. Eso es imposible. El evangelio invita a la persona a creer el testimonio de Dios acerca de Cristo para que el Espíritu habite en el/ella a fin de que sea transformado por el poder de Dios y no su propia fuerza.
 
 
  • Prosperidad material – El evangelio afirma que todo aquel que cree en Jesús, recibe perdón de pecados, recibe vida eterna, es reconciliado con Dios, es declarado justo, recibe el Espíritu Santo y muchas otras bendiciones. El evangelio no promete sanidad fisica, prosperidad financiera, una casa más grande, un carro nuevo, hijos obedientes y otras cosas que muchos anuncian de los pulpitos. Muchos afirman promesas que Dios no ha hecho y por lo tanto Dios no está obligado a cumplirlas. Es un error igualar el evangelio a prosperidad terrenal. Creemos que Dios es soberano y puede prosperar a personas materialmente pero esto no es prometido en el evangelio. Debemos tener esto bien claro para no ser decepcionas por un evangelio diferente.
 
Por que es importante identificar lo que no es el evangelio? Porque corremos el riesgo de anunciar otro evangelio. El apóstol Pablo nos ayuda a entender la gravedad de cometer este error. Dice a los de Galacia: “Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.” (Gal. 1:8-9). Anatema se puede traducir ‘maldito’ y habla de destrucción en el infierno. El evangelio es poderoso, precioso, perfecto y se debe proclamar con precisión. Errar en su contenido es peligroso.

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Que es el Evangelio? – Parte 2

El apóstol Pablo nos da una respuesta resumida a está pregunta en 1 Cor. 15:3-4.  Como lo resume? Lo hace con dos declaraciones. El blog previo analizó la primer declaración:  Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras. En este blog estaremos analizando la segunda declaración.

2) Y que fue sepultado, Y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras
Cristo fue sepultado porque había muerto. No hay nada misterioso de está declaración. Sin embargo, Pablo añade que Jesús resucitó al tercer dia.  Está declaración es muy significativa por muchas razones pero enumeramos tres.

Primero, durante su ministerio terrenal, Jesús declaró que sería muerto pero resucitaría.  Mateo 16:21 dice: “Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día.”  Jesús les dijo esto a sus discípulos en varias ocasiones. Además, Juan nos registra que Jesús dijo a los judíos “destruid este templo, y en tres días lo levantaré” (Jn. 2:19) y nos aclara que que “él hablaba del templo de su cuerpo.” (Jn. 2:21) Jesús sabía lo que tenia que suceder.  Jesús les dijo a sus discípulos lo que tenía que suceder. Si no sucedía, Jesús sería un falso profeta. Muchas personas han declarado ser el Cristo pero solo uno se levantó de los muertos.

Segundo,  Pablo dice más adelante en 1 Corintios 15 que si Cristo no resucita, nuestra fe es vana, todavía estamos en nuestros pecados, los que mueren en Cristo perecieron y somos los más dignos de miseria si nuestra esperanza es solamente en esta vida. (1 Cor. 15:17-19)  Sin embargo, Pablo declara: “Mas ahora Cristo ha resucitado.” (15:20) Esto significa que nuestra fe no es vana, que no estamos en nuestros pecados, los que murieron en Cristo no perecieron y no somos los más dignos de miseria. 

Tercero, la muerte ha sido vencida, el diablo ha sido derrotado y se ha manifestado la vida.  Pablo dice que Jesús “quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio.” (2 Tim. 1:10).  Jesús le dijo a sus discípulos: “porque yo vivo, vosotros también viviréis.” (Jn. 14:19) El Cristo resucitado garantiza una vida nueva a todo aquel que confía en El. Está vida está arraigada solamente en El. Está condición no es solamente para está vida, sino también después de la muerte. 
 

Nuevamente somos recordados que todo esto sucedió “conforme a las Escrituras.”  No podemos separar el testimonio de las Escrituras del testimonio del evangelio.  Dios, en su soberana y perfecta voluntad, salva al hombre de sus pecados por medio de la fe en Jesús porque solamente Jesús murió por el pecado y resucitó para confirmar su victoria.  Este es el evangelio.  


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QUE ES EL EVANGELIO – PARTE 1

En nuestro previo blog, dijimos que la iglesia fue comisionada a predicar el evangelio, que este evangelio lo necesitamos diariamente y terminamos con un llamado a volver a este evangelio. Pero, podemos hacer la pregunta: qué es el evangelio? Si somos llamados a proclamarlo y a usarlo diariamente, necesitamos saber lo que es. Todo cristiano debe saber cómo contestar está pregunta.
 
El apóstol Pablo nos da un resumen a está pregunta en 1 Cor. 15:3-4. Escribiendo a la iglesia en Corinto, les recuerda que primeramente les había enseñado lo que había recibido. Lo que les escribe después no era algo nuevo para ellos. Pablo ya les había enseñado la verdad del evangelio. Como lo resume? Lo hace con dos declaraciones. En este blog estaremos analizando la primera declaración.
 
  1. Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras.

    El evangelio comienza y termina con Cristo. El es el centro de este mensaje. Desconfíe de aquellos que hablan de muchas cosas pero no de Cristo y su evangelio. Pablo nos dice que ‘Cristo murió por nuestros pecados.’ Porque tuvo que morir? Que son pecados? Estas preguntas son esenciales para entender el evangelio.

    Dios creó todas las cosas perfectas, incluyendo al hombre. Como Creador, El establece las leyes (mandamientos) por el cual su creación funcionara. El hombre desobedeció al mandamiento de Dios y el resultado fue que ‘el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.’ (Rom. 5:12) Todos morimos porque todos pecamos. Y todos pecamos porque somos pecadores. Este pecado nos separa de Dios. Porque? Porque Dios es santo y no puede compartir con el pecado. La Biblia dice que ‘Dios es luz’ (1 Juan 1:5) y el pecado es tinieblas. La luz y las tinieblas no pueden coexistir y por lo tanto el pecado no nos permite acercarnos a Dios.

    Dios, porque es santo, tiene que castigar toda maldad y desobediencia. El resultado es que nuestro pecado demanda justicia y castigo de parte de Dios. Qué esperanza tenemos? Cual es la solución? Jesús! El descendió del cielo y vivió la vida que nosotros no podiamos vivir, cumplio perfectamente la ley de Dios que nosotros no podíamos cumplir, y fue a la cruz tomando nuestro lugar y pagando nuestra deuda. El pecado del hombre fue castigado en la cruz por medio de Jesús. Por eso dice Pablo que Dios es ‘el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.’ (Rom. 3:26) Es justo porque el pecado es castigado y el que justifica porque Él declara inocente al que tiene fe en Jesús.

    Todo esto fue ‘conforme a las Escrituras.’ No fue algo que sucedió por casualidad. No fue una sorpresa para Dios. El lo había profetizado por medio de sus profetas desde Génesis y lo llevó a cabo por su voluntad soberana.

El mensaje del evangelio llama a toda persona a creer en la proclamación que ‘Cristo murió por nuestros pecados.’ Jesús dice: ‘Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.’ (Jn. 3:16) Pablo le contesta al carcelero de Filipos (quien le pregunto: que debo hacer para ser salvo?) Cree en el Señor Jesucristo. (Hch. 16:30-31) Pablo dice: ‘que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazon que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.’ (Rom. 10:9) La salvación se obtiene por fe en Jesús quien murió por nuestro pecado. No podemos añadirle o quitarle a este mensaje.

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